Tenemos una visión muy sesgada del Yoga. En Occidente adaptamos todo a nuestra forma de ser y desvirtuamos la esencia de las cosas (ideas, movimientos) que vienen de otras culturas. Si te preguntara qué es lo primero que te viene al pensar en la palabra Yoga, probablemente me dirías que una persona haciendo el pino o una postura imposible y que requiere mucha flexibilidad. Nos hemos quedado con la parte estética del Yoga (las fotos de Instagram no ayudan) y la hemos despojado de su esencia y de la hondura que tiene.
Lo que el Yoga ha aportado a mi vida todos estos años no tiene nada que ver con la estética ni las posturas (asanas). Te cuento algunas:
- No importa cómo se ve desde fuera tu postura. Importa el nivel de conciencia y la presencia que tienes mientras haces esa postura
- Las posturas no son lo importante. Sólo son un vehículo para calmar la agitación de tu cuerpo y mente y así poder meditar mejor
- El Yoga me ha enseñado a conocer y respetar más mi cuerpo: mis límites, mi estructura. Es lo opuesto a forzar y provocarte una lesión
- Me ha ayudado a conocer mejor mis emociones, mi carácter, los patrones que repito, mis sombras
- Cuando salgo de mi esterilla y vuelvo al mundo, mi actitud es más calmada y más respetuosa
- Yoga busca un estado de conciencia más profundo y una mayor conexión con tu ser.
Si además de todos estos beneficios quieres vivir la experiencia en grupo con dinámicas y ejercicios de introspección (trabajando 1 tema cada mes: autocompasión, calma, autoexigencia, agradecimiento…), no dudes en pedirme más info sobre mis grupos de Yoga para crecer.
Os espero!
Miriam Magallón, psicóloga clínica.
Creadora del Método Yoga para crecer
Tlf: 605146096