Después de un año de descanso y desconexión laboral y de redes sociales, estoy de vuelta. Pero no vuelvo igual ni a lo mismo. Durante este año, he tenido la suerte de poder salirme de la rueda y ver todo con más perspectiva. Me he permitido hacer todo lo que me gusta: crear con las manos, caminar, cantar, cocinar, practicar mucho más yoga, ver más a mis amigos, viajar…
Vuelvo diferente, con otro ritmo, viendo la vida de manera diferente. Tampoco yo soy la misma: me siento más reflexiva, más pausada. He recuperado energía y alegría.
No vuelvo a lo mismo. Mi tiempo de dedicación exclusiva a la psicoterapia presencial ha terminado; guardo un hueco para las sesiones online (a pesar de verlo con claridad, todavía me da vértigo expresarlo). En los últimos meses me he preguntado hacia dónde quería ir ahora y mi deseo me lleva a trabajar más con el cuerpo, con el movimiento. También quiero enfocarme en el trabajo con grupos. Los grupos son potenciadores naturales de cambio, lugares de encuentro con otros y espacios muy creativos. Además la práctica continua del Yoga me ha estabilizado y me he formado en Yoga Nidra (una relajación tan profunda y reparadora como el sueño profundo de la noche).
Todo lo que he vivido y aprendido en esta pausa es lo que quiero volcar ahora en mi trabajo. Y de aquí nace Yoga para crecer: un método que une el crecimiento personal con el Yoga. Se estructura en una sesión semanal que combina una dinámica reflexiva (12 temas, 12 meses), el movimiento consciente del Yoga y un espacio de conexión grupal. Arranco esta nueva etapa ilusionada y consciente de que mi nueva criatura tendrá que pulirse y crecer pero también convencida de que este método puede aportar mucha salud y bienestar emocional a todos los que lo conozcan. Os iré informando de mis avances…