Nos bombardean a diario con publicidad agresiva y novedosa. Lo último: la marca de un coche presenta la consulta de un psicólogo (psicoanalista mejor, por aquello del diván) con las preguntas: ¿deprimido? ¿busca ayuda? De pronto el coche irrumpe en la consulta arrasándolo todo y termina con: MEJOR QUE IR A TERAPIA…
En resumidas, ponga un coche en su vida y sus problemas desaparecerán. ¿Qué tendrá que ver el consumo y la imagen con la necesidad de introspección y de encontrar un camino de felicidad en tu vida?
Bueno sí, hay algo en común entre los dos: la inversión económica. A menudo, cuando una persona llega a mi consulta comenta que venir una vez a la semana durante meses le supone mucho dinero. Yo lo acepto pero le respondo: la terapia es una inversión en tu propia vida. Es invertir dinero, tiempo y energía para ser más consciente de sus miedos, dudas, inseguridades o bloqueos y asi ir entendiendo cómo se han ido formando esos problemas a lo largo de tu vida.
La terapia posibilita que la persona se vaya conociendo mejor y desarrolle nuevas formas de resolver sus dificultades. Además aprenderá a escucharse mejor y vivir su día a día más a gusto consigo misma y sin tanto sufrimiento estéril. Esto si que es una inversión de futuro, no?