En el primer artículo que escribí acerca de la ansiedad terminé por donde quiero comienzar ahora éste. La ansiedad es una señal de alarma que se activa en nuestro cuerpo frente a un peligro.
El problema aparece cuando vemos peligros externos en casi cualquier cosa.
Lo primero que detecto cuando tengo ansiedad son sensaciones físicas: me cuesta respirar, siento un nudo en el estómago, me duele el pecho… pero antes de que llegara a nuestro cerebro la señal de alarma, un pensamiento automático, casi inconsciente se coló en nuestro interior.
Pongamos un ejemplo: me siento frente al ordenador porque tengo mucho trabajo pendiente y casi antes de que arranque el programa me empiezo a sentir mal (la respiracion se entrecorta, se me revuelve el estómago…). ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha desencadenado esta reacción? Sin darme cuenta se me coló el pensamiento: «madre mia la de trabajo que me queda, hoy no lo termino». Esa idea de no poder con todo y no abarcar con mi capacidad el trabajo pendiente, ha hecho que la ansiedad aparezca. Y ¿qué hacemos normalmente con ella? Taparla. Ponemos la radio, nos levantamos a picar algo, fumamos un cigarro.
Te sugiero que hagas durante unos dias este ejercicio: cada vez que te sientas ansioso, trata de revovinar y localizar el pensamiento que surgió antes: yo no puedo con esto, menudo agobio, no me va a salir... Ahora busca un pensamiento alternativo que te transmita el mensaje contrario: vamos poco a poco, de momento me voy a centrar en esto luego seguiré con lo siguiente, otras veces he podido asi que hoy también.
Normalmente nos dedicamos mensajes muy negativos y catastróficos que nos paralizan y desaniman en la tarea. Lo importante es localizar los pensamientos ansiosos y ofrecerles una alternativa mas positiva y calmada antes de que se despierte la respuesta de ansiedad para que puedas recuperar el control sobre la situación. ¡Ánimo, funciona!