AMAR LO QUE SOY: TOMAR LA DECISION DE VER Y DE ACEPTAR.

Reyes Martínez Díaz

333409_old_castle_details_9Psicoterapeuta. Consteladora.
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Casi todas las personas nacidas en la actual cultura occidental hemos aprendido desde chiquitos a ignorar y rechazar aspectos nuestros . Hemos sufrido el proceso de división de la realidad en bueno-malo, y hemos aprendido a identificarnos con lo que otros aprobaban y consideraban deseable y huir de lo que nos enseñaron que era indeseable.

Unas veces, reprimimos conscientemente y otras dejamos en el olvido y la inconsciencia, cualidades y aspectos que nos hacían vulnerables o eran rechazados por nuestros seres más queridos desde la infancia y por otras personas significativas (maestros, novios, amigos) en etapas más tardías. El rechazo y la exclusión que primero estuvo fuera, ahora ya se ejerce desde dentro.

En nuestra consulta de psicoterapia , topamos  frecuentemente con el rechazo y la exclusión de características y tendencias personales, de hechos biográficos, o el rechazo de conductas llevadas a cabo (casarme con aquella mujer, confiar en aquel amigo, salirme de casa de mi madre e irme a otra ciudad durante muchos años). Nos encontramos con personas que se rechazan, se esconden, se maquillan, se operan, se culpan.

Este rechazo no logra hacer desaparecer lo que no te gusta y no quieres, sino más bien al contrario: lo que reprimes y rechazas, cuando bajas la guardia aparece de un modo más descontrolado en tu vida.

– Hace que gastes mucha energía (emocional y física a través de la tensión de determinados grupos musculares de tu cuerpo) en estar evitando y en tener “todo bajo control”, energía que no tienes disponible para un funcionamiento más creativo, y por último,

– Interrumpe el ciclo natural de transformación de la energía, impide que la puedas transmutar y la reconviertas en otra cosa.

Amar lo que soy significa empezar a escucharte, y empezar a escuchar lo que te dice la realidad a través de los demás. Significa ir al cuarto oscuro de los tiliches(trastos) que has ido amontonando y abrir la puerta. Significa voltear y mirar eso que no te gusta y que has aprendido a excluir de tu conducta y de tu conciencia. Al principio puede causar vergüenza, enojo, culpa , y sobre todo y más genuinamente, dolor. Pero cada uno de esos “tiliches escondidos y amontonandos” si volteas a mirarlos, los reconoces como propios, y los tomas en tus manos, trae un tesoro de crecimiento, de sanación y de amplitud para tu vida.

Es posible, poco a poco, aprender a mirarlos con una sonrisa benevolente y preguntarles qué mensaje traen para tu vida: la experiencia que estoy teniendo en este momento aunque sea frustrante, de vergüenza o de adicción; el síntoma físico y de enfermedad que estoy padeciendo; los hechos de mi biografía tal y como han sido; los sentimientos y conflictos que se presentan a visitarme en la relación con otras personas y conmigo mismo.

Continuará…