¿Sabes distinguir cuándo tienes hambre y cuándo, ganas de comer? Muchas personas que acuden a mi consulta para controlar sus impulsos al comer dicen: «es que tengo mucho apetito» y yo les pregunto: «¿Tienes hambre o ganas de comer? Y contestan: «¿No es lo mismo?».
Pues no, el hambre es una sensación física que aparece en nuestro estómago cuando llevamos varias horas (aproximadamente 3) sin comer y que desaparece en el momento que nos sentimos satisfechos o llenos. En cambio, las ganas o el deseo de comer surgen en cualquier momento del día, persisten a pesar de que estemos llenos y la percibimos como un pensamiento. Es decir, la genera nuestro cerebro y no nuestro estómago.
Cuando mi hijo era pequeño decía que tenía hambre a todas horas, pero si le preguntabas con más detenimiento terminaba dándose cuenta de que no era hambre sino aburrimiento. Muchas veces a lo largo del día pensamos en la comida no porque tengamos hambre, sino porque nos da placer, nos saca del aburrimiento, nos calma la ansiedad, nos evade de los problemas, etc. Necesitamos colocar la comida y el comer en el lugar adecuado y sacarlo del papel de protagonista principal que juega en nuestra vida. Comer no nos soluciona los problemas; en realidad los agrava.
Hace ya unos años, surgió un movimiento que buscaba crear una relación sana entre la comida, la mente y nuestro cuerpo: el comer intuitivo (Intuitive eating). Consiste en poner atención a las señales naturales que genera nuestro cuerpo de hambre y de estar llenos cuando hemos comido suficiente. Con frecuencia nos extrañamos cuando tras una dieta muy estricta nos atiborramos con nuestra comida favorita. Y sin embargo tiene toda la lógica: hemos estado haciendo pasar tanta hambre a nuestro cuerpo!
Así pues, sólo podremos tener una relación sana con la comida y nuestro cuerpo si estamos atentos a las señales que éste nos envía (hambre, saciedad) y las respetamos. Respetar nuestra sensación de hambre significa comer con frecuencia cada dia (al menos 5 veces) y no someter a nuestro organismo a jornadas de trabajo maratonianas sin darle gasolina para que el motor siga funcionando. Pero de la misma forma, hemos de respetar la señal que envía nuestro cuerpo cuando estamos saciados o llenos. Los animales se autorregulan; cuando han comido suficiente se apartan y pierden el interés por los alimentos.
Otro día seguiremos hablando sobre las diferentes maneras de pensar de una persona con una relación sana con la comida y la mentalidad de otra que se pasa toda la vida a dieta… Continuará…
Consulta privada deMiriam Magallón, psicóloga clínica.
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