Surgió como reacción al conductismo y al psicoanálisis, dos teorías con planteamientos opuestos en muchos sentidos pero que predominaban en ese momento. Trata de considerar a la persona como una globalidad y tiene muy en cuenta sus aspectos existenciales (la libertad, el conocimiento, la responsabilidad, la historicidad), criticando a una psicología que, hasta entonces, se había inscrito exclusivamente como una ciencia natural, intentando reducir al ser humano a variables cuantificables, o que, en el caso del psicoanálisis, se había centrado en los aspectos negativos y patológicos de las personas.
Dentro de esta corriente los enfoques teóricos y terapéuticos son tan diversos que no es posible plantear un modelo teórico único. Pero en términos generales podemos exponer una serie de principios y énfasis:
- Énfasis en lo único y personal de la naturaleza humana: el ser humano es considerado único e irrepetible.
- Confianza en la naturaleza y búsqueda de lo natural: el ser humano es de naturaleza intrínsecamente buena y con tendencia innata a la autorrealización. Por lo tanto, como seres humanos debemos confiar en la forma en que las cosas ocurren, evitando controlarnos o controlar nuestro entorno.
- Concepto de conciencia ampliado: la conciencia que tenemos de nosotros mismos y la forma en que nos identificamos con nuestro yo o ego, es uno de los varios estados y niveles de conciencia a los que podemos llegar, pero no es el único.
- Trascendencia del Ego y la tendencia hacia la Totalidad que somos: la tendencia de toda persona es ir alcanzando cada vez niveles de conciencia más evolucionados, más integradores (de partes de nosotros mismos y de nuestra relación con el resto.
- Superación de la escisión mente/cuerpo: el cuerpo es una fuente muy valiosa de mensajes acerca de lo que somos, hacemos y sentimos, así como medio de expresión de nuestras intenciones y pensamientos. Funcionamos como un organismo total, en que mente y cuerpo son distinciones hechas sólo para facilitar la comprensión teórica.
- Reequilibrio entre polaridades y revalorización de lo emocional: nuestra cultura prima lo racional, los pensamientos frente a las emociones que son la guia de nuestra vida. Esto hace que nos desequilibremos y desconozcamos aspectos valiosos de nosotros mismos. Prima el cultivo de lo emocional, lo intuitivo, lo contemplativo, en un intento por reestablecer ese equilibrio.
- El reconocimiento del otro como una totalidad hace que dejemos de verlos como objetos o medios para alcanzar nuestros propósitos personales. Esta corriente va buscando la comunicación plena.