En un aeropuerto de Roma, un hombre se paró a comprar un CD con los cuentos clásicos en un minuto. Justo antes de pagar, se dijo: ¿Qué estoy haciendo?. En ese momento Carl Honoré se dió cuenta de que no podía seguir así. Su obsesión por optimizar el tiempo y ganar velocidad en cada movimiento de su vida, le hacía ir corriendo a todos lados. ¡Corría incluso al leer el cuento de por las noches con su hijo! Así nació en 2005 su libro Elogio de la lentitud.
En las últimas décadas han surgido varios movimientos, todos con slow por delante, que abogan por desacelerar la vida y sus ritmos. Más allá de militancias o posturas radicales, me gustaría destacar la filosofía de vida que se esconde tras estas iniciativas. Nos perdemos los momentos importantes de la vida porque andamos agobiados con las agendas. Buscamos ahorrar tiempo en todo pero eso no redunda en tener más espacio libre para disfrutar, sino que sacamos más tiempo para volver a llenar de prisas y actividad. Algunas personas no pueden parar de hacer cosas y otras se han vuelto adictas a la velocidad. Este proceso de ralentizar la vida nos llevará tiempo pero creo que merece la pena intentarlo. Por eso, incluyo algunas claves que el propio Carl Honoré sugiere para frenar el ritmo, vivir el presente y saborear la vida. Ahí van:
- Respira. Pregúntate si estás acelerado y respira.
- Bloquea unas horas a la semana sin planes. Y cuando llegue el momento haz lo que te apetezca o ¡no hagas nada!
- Medita
- Haz descansos en tu jornada de trabajo.
- Calcula las tareas con holgura. Planea 15 minutos en lugar de 10, así no irás corriendo.
- Elimina las notificaciones de tus redes sociales, correo electrónico, etc… Son un bombardeo constante. Si quieres comprobar algo, ya lo buscarás.
- Desperézate antes de levantarte. Pon el despertador 5 minutos antes para tomarte tu tiempo antes de ponerte en marcha
- Encuentra tu ritual slow: una actividad diaria que te desacelere. Puede ser un hobby tranquilo: leer, hacer punto, pintar o colorear, jardinería, pescar… Intenta practicar un rato todos los días
- Di una vez al dia NO a alguna actividad o invitación.
- Mirar menos el reloj. ¿Has probado a quitarte el reloj durante unos días?
- Compra y cocina alimentos frescos y dedica el tiempo necesario para su elaboración. Huye de la comida rápida o las preparaciones en 3 minutos
- Come tranquilo. ¿Os habéis fijado que cada vez hay más restaurantes que tienen turnos y te obligan a comer/cenar en una hora y media?
- Limita la lista de cosas pendientes. Los listados interminables nos presionan y nos hacen perder la perspectiva de lo que es importante y lo que no.
Consulta privada de Miriam Magallón, psicóloga clínica.
C/Mauricio Legendre 2,4º I. 28046 Madrid. (Zona Pza. Castilla)
Cita previa: 605146096
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