«Los tiempos avanzan que es una barbaridad» diría mi abuela… Vivimos en una era de adelantos tecnológicos impresionantes. Todo evoluciona a una velocidad de vértigo.Tenemos una calidad de vida mucho mejor que hace 30 o 40 años porque hay montones de máquinas que nos hacen la vida más fácil. Con Internet tenemos al alcance de la mano casi cualquier cosa. Pero esta comodidad ha hecho que en ocasiones, nos volvamos vagos y perezosos. Nos movemos mucho menos y cuando algo nos supone un esfuerzo, abandonamos.
Hoy quiero hablar de las mentes perezosas, de loscuerpos amodorrados. Os animaría a hacer un pequeño experimento: durante el día de hoy, trata de cambiar algo en tu rutina; hazlo de manera diferente. A lo mejor puedes subir por las escaleras en lugar de llamar al ascensor, ir en bus o andando en lugar de usar el coche hasta para cruzar la calle… Os propongo salir de la rutina, de la cuadrícula en que nos metemos y hacer cosas diferentes. Ponte un reto.
Los retos nos permiten evolucionar y avanzar. Nos estimulan. Nos hacen personas más seguras y con más confianza. Cuando una persona se propone hacer algo nuevo y lo logra, se siente contento y satisfecho consigo mismo.
Podemos despertar de ese amodorramiento. Activemos nuestra curiosidad, recuperemos la capacidad de aprender y esforzarnos. Hay diferentes tipos de retos: cognitivos o mentales, físicos, etc. Te animo a que vuelvas a aprender algo (un idioma, música, un programa de ordenador, un hobby…). Puedes buscar nuevas actividades que te hagan mover el cuerpo, expresarte, desentumecerlo.
¿Y qué deciros de los niños? El sedentarismo en los niños ha provocado un aumento de obesidad infantil preocupante. A veces, necesitan a un adulto que les invite a hacer algo nuevo (un invento, un juego nuevo, aprender un deporte). Aprovechemos todo ese potencial. Animémosles a moverse, a intentar algo un poco más difícil.
Aquí os dejo algunas pautas para plantearles retos:
- Déjales hacer, aunque se manchen o tarden más. Permíteles ser autónomos e independientes.
- Dales la oportunidad de que resuelvan sus problemas. Si acudes enseguida a solucionarlo, les estás privando de una ocasión para discurrir e inventar una salida.
- Confía en sus capacidades.
- Anímales a conseguirlo.
- Felícitales cuando lo consigan.
- Si no lo lograron, ayúdales a aprender del error para volver a intentarlo.
Consulta privada de Miriam Magallón, psicóloga clínica.
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