La autoestima es la valoración y el concepto que uno tiene de sí mismo. Traemos y llevamos este término con mucha soltura, pero ¿a qué nos estamos refiriendo?
Estamos acostumbrados a oir frases del tipo: «tengoun problema de autoestima», «mi autoestima está muy baja». Pero si nos paramos a preguntar a estas personas qué quieren decir, cada una nos dará una explicación: «es que soy muy inseguro», «solo me veo cosas malas»…
El autoconcepto es la imagen mental que uno tiene de sí mismo, en cambio, la autoestima está mucho más relacionado con el sentimiento que me une a mi persona, a mi mismo. La estima que siento hacia mi.
Creo que hemos trivializado el término y lo hemos reducido a poder identificar nuestras cualidades y cosas buenas pero nos hemos dejado un montón de matices por el camino. La relación que uno establece consigo mismo a lo largo de su vida debería ser una de las cosas más cruciales y sin embargo, apenas le dedicamos atención.
¿Cuándo estimamos y queremos a alguien? Cuando le conocemos bien y forma parte importante de nuestra vida. Estimar no es sacar un listado de cualidades positivas; es apreciar la luz y la sombra de esa persona. Conocer sus manías y dónde le roza el zapato, lo que le gusta y disfruta, lo que se le da de maravilla y aquello para lo que no está dotado… y todo esto, envuelto en cariño, en un sentimiento entrañable que no juzga sino acoge.
Si empezamos a cultivar esta relación entrañable con nosotros mismos, estaremos entendiendo qué es eso de una buena autoestima.