En las tradiciones orientales se manejan con frecuencia los conceptos del Ego y el Ser. El Ser es nuestra esencia, el yo más profundo y el Ego es una estructura psíquica que nos hace comportarnos con automatismos y mecánicamente.
Desde bien pequeños nos damos cuenta de cúal es el comportamiento que nos hace ganar la atención, aprobación o afecto de los mayores.
Y sin ser conscientes, empezamos a interpretar un papel con el que nos identificamos tanto que terminamos creyendo que es lo que somos realmente. El ego tiene que ver con esa apariencia, con esa imagen condicionada y empobrecida de nosotros mismos.
Es el caso, de la niña guapa a la que todos han dicho lo bonita que es, y se empieza a mostrar coqueta y seductora para ganar la atención de los otros; o el niño valiente y audaz que se atreve con todo y desde ahí recibe el reconocimiento; el aplicado que encuentra el aplauso en las buenas notas, etc…
Las identificaciones del ego más frecuentes tienen que ver con las posesiones, el trabajo, el reconocimiento social, la educación, la apariencia física, las creencias, ciertas habilidades personales…
Es un sentido de identidad asociado a cosas externas. Una forma de ser impulsiva que necesita ser defendida continuamente y alimentada en todo momento. El ego busca mantener siempre su status y sus necesidades son insaciables. Nunca está conforme con lo que tiene.
A pesar de todo, no podemos prescindir del Ego porque cumple su función. Nos aporta estructura, nos dota de herramientas para salir de situaciones difíciles, nos da defensas frente a la vida. Entonces, si no debemos extinguirlo, ¿qué hacer con él?
En primer lugar, tratar de conocerlo bien. Cada uno se identifica desde su ego con una cosa. Averigua cuándo sale tu ego a pasear, en qué situaciones se crece, píllalo in fraganti.
Cuando irrumpa en una escena, valora si quieres interpretar ese papel o te puedes atraver a quitarte la máscara y ser tú mismo. Háblale con ternura y firmeza con si hablaras a un niño. Explícale que en este momento no lo vas a usar, que esté tranquilo y más tarde le escucharás. El Ego necesita ser controlado y a la vez, tenido en cuenta.
En otra ocasión seguiremos hablando del Ser. Continuará…
Consulta privada de Miriam Magallón, psicóloga clínica.
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