Vamos con otra expresión del Yoga en sánscrito. Se compone de dos palabras:
– Prati que significa abstenerse, retirar.
– Ahara que se traduce como: alimento o lo que obtenemos desde el exterior y nos nutre.
Por tanto podemos entender Pratyahara como la retirada de atención del exterior para llevarla a nuestro interior. Es uno de los pasos previos a la meditación y consiste en replegar nuestros sentidos para mantener la mente en calma y recogida en nosotros mismos. Si empezamos a meditar, nos daremos cuenta enseguida de que nuestra mente está muy activada a causa de la excitación de nuestros sentidos. Los yoguis practican Pratyahara con un mudra (posición que se hace con las manos cuando meditamos) que consiste en colocar los dedos de las manos en la cara cerrando ojos, oídos, boca y nariz. Y simboliza la intención de cerrar nuestros sentidos perceptivos del exterior para poder centrarlos más en el interior.
Este concepto de Pratyahara me resulta muy inspirador para nuestra vida (más alla de que practiquemos o no Yoga y meditación). Porque vivimos hiperestimulando nuestros sentidos y eso mantiene nuestra atención hacia fuera. Por eso nuestra mente está tan agitada y sentimos tanta ansiedad.
Nuestros ojos están saturados. La publicidad y el marketing nos bombardean con imágenes ultra-rápidas llenas de colores, luces, gran intensidad lumínica en el móvil, paneles de anuncios, TV…
Nuestro de sentido del olfato también está sobrecargado con perfumes excesivos, ambientadores en tiendas y coches, olores de comida en grandes superficies… Y el oído también recoge un exceso de ruido del tráfico, música alta en auriculares, obras, conversaciones ruidosas en lugares públicos… Y no digamos de los sabores. Nuestro paladar se ha acostumbrado a sabores fuertes y artificiales llenos de aromatizantes. Esto ha supuesto que no disfrutemos los sabores naturales de los alimentos y nos resulten sosos o insípidos. Por eso añadimos a cualquier plato más sal, ketchup o diferentes salsas.
Nuestra mente y nuestros sentidos merecen descanso, no creeis?. No podemos encontrar la calma en el ruido y la estimulación constante. Necesitamos silencio a nuestro alrededor para recuperar el equilibrio.
Puedes probar a apagar la radio o la música de los auriculares algunos ratos cuando estás en casa.
Puedes bajar la intensidad de la luz y disfrutar del recogimiento que eso provoca en tu cuerpo.
Puedes parar tu exceso de actividad diaria, sentarte y respirar profundamente unos instantes.
Puedes volver a acostumbrar tu gusto a alimentos poco cocinados y con su sabor natural.
Disfruta del recogimiento interno, del silencio y la paz.
Consulta privada de Miriam Magallón, psicóloga clínica.
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