Cuántas veces hemos oído: «el año que viene queremos tener un hijo» o las famosas cuando dicen «quiero tener 5 hijos»… Querer no siempre es sinónimo de poder en estos temas de fertilidad.
La cadena natural de nacer, crecer, reproducirse y morir no se da de manera tan obvia en algunas mujeres y sus parejas. Los procesos naturales se rompen y tras meses, y a veces años, intentando quedarse embarazadas surge la desesperanza y la pregunta: ¿por qué todas las demás sí y yo no?
El deseo de ser madre/padre puede hundir sus raices en la infancia o en la adolescencia y cuando llegamos a adultos descubrimos con dolor que los sueños y las expectativas no se cumplen siempre. Entonces toca recomponerse, asumir la dificultad para tener hijos de forma espontanea y buscar alternativas.
En España hay mas de 800.000 personas que sufren por la dificultad de tener un hijo de forma natural y en el momento deseado. Los tratamientos de infertilidad ofrecen la posibilidad de conseguir el embarazo. Pero este camino no es fácil. Algunos programas de apoyo a la fertilidad incluyen asesoramiento emocional para las parejas porque presentan trastornos de adaptación a esta situación de infertilidad, además de estrés, ansiedad y depresión.
Por todo ello, querría recordar que la infertilidad es un problema físico que conlleva gran sufrimiento emocional y que se debería contar con el desgaste personal, psicológico y de pareja que genera este problema y su tratamiento. Seamos sensibles y cuidadosos en las opiniones que formulamos a la ligera y ofrezcamos apoyo a las personas que lo sufren.