Si nos paramos unos instantes a pensar en situaciones que solemos evitar, aparecerán momentos de dolor y sufrimiento, estrés, pérdida… Seguro que también evitamos los momentos de soledad.
Asociamos el estar solos a no tener compañía o gente alrededor pero existe otro significado de soledad mucho más positivo: la soledad fértil.
En algún momento de nuestra vida todos deberíamos pasar una temporada viviendo solos. Es una experiencia que aporta un mayor contacto con nosotros mismos, que nos permite conocernos mejor y entrenarnos en una cualidad poco desarrollada, la autoasistencia. Cuando estamos solos (sea por unas horas, dias o años) aprendemos a escuchar nuestro interior y nos cuidamos más a nosotros mismos porque no estamos esperando a que el otro nos saque de nuestro pozo, nos apoye y anime. No nos agarramos a otra persona como a una muleta sino que ganamos en seguridad y auto-confianza.
Con la soledad llega el silencio y éste nos asusta porque sube volumen de nuestros miedos, fantasmas y situaciones personales sin resolver. Por eso huimos de él. Pero sólo en la intimidad de la soledad podremos escuchar de verdad nuestro interior y calmar esa ansiedad. No es fácil pero merece la pena intentarlo.
Por eso, hoy brindo por nuestros momentos de soledad, de soledad fértil.