Las personas no somos seres individuales viviendo en islas desiertas. Somos seres en relación y nos influimos unos a otros. Estamos interconectados. La empatía, esa capacidad de poder sentir como si fuéramos esa persona, nos ayuda a ser personas más sensibles, cercanas y comprensivas. Nos permite ponernos en el lugar del otro.
Cuando uno se pregunta qué le habrá pasado a esta persona para reaccionar de esa manera, estamos tratando de empatizar, de ponernos en su pellejo. Y es que «si accediéramos a la biografía de nuestros enemigos y comprendiéramos la tristeza y el sufrimiento que padecen, nuestra hostilidad se desvanecería” (Henry W. Longfellow).
Además, la empatía requiere de un paso previo: el autoconocimiento. Difícilmente podremos lograr empatizar con otro si no somos capaces de reconocer nuestras emociones y ponerles nombre. El contacto íntimo con uno mismo abre la puerta a una mejor comprensión de los demás.
En mi consulta, escucho a muchas personas que vienen dolidas y heridas por otros. Su enfado no les deja ver qué sentía la otra persona en el momento que le hizo daño, qué le estaría pasando. Sólo preguntándonos qué movió a esa persona a actuar de ese modo, podremos comprender con profundidad toda la escena vivida.
Considero que una de las mejores enseñanzas que podemos dejar a nuestros hijos es la de ser empáticos; saber tener en cuenta lo que está sintiendo su amigo, imaginar qué sentirá con su reacción alguien de la familia.
Para acabar, os dejo un pequeño video que conmueve el corazón. Porque desde muy pequeños, todos podemos ponernos en el lugar del otro…
http://www.youtube.com/watch?v=0KTZ2Gbyktk&feature=related
Consulta privada de Miriam Magallón, psicóloga clínica.
C/Mauricio Legendre 2,4º I. 28046 Madrid. (Zona Pza. Castilla)
Cita previa: 605146096