Saber despedirse de personas queridas que se van de nuestro lado o que están muriendo, no es una tarea fácil. Tampoco lo es, decir adios a situaciones vitales que tocan a su fin. Cada vez que introducimos un cambio elegido o involuntario en nuestra vida, hemos de dejar lo antiguo atras y dar la bienvenida a lo nuevo.
Aqui mostramos algunas pistas para poder despedirnos y desprendernos de lo que se va:
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Calibrar cuándo es el momento de despedirse: es importante ser consciente del momento que estamos viviendo para poder apreciar el momento de acercarse y decir adios. Para ello será bueno tener en cuenta si ya estoy preparado, si la otra persona también lo está y si la situación y el ambiente lo propician.
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Aceptar las emociones que aparezcan: no hay unas cuantas emociones «adecuadas o correctas». Los procesos de despedida remueven emocionalmente muchos cimientos y es normal que aparezcan todo tipo de reacciones: tristeza, amor, dolor, alivio, tranquilidad.
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Cerrar asuntos pendientes: para que la puerta pueda cerrarse hay que limpiar todo lo que quede pendiente y hablar y aclarar aquello que no nos atrevimos nunca a decir o eso que nos dolió y nunca expresamos.
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Desprenderse de lo que se va: dejar que el tren se vaya y no aferrarse a él es una de las claves mas importantes. A veces nos agarramos a relaciones ya muy deterioradas o nos empeñamos en salvar una situación que toca a su fin. Dejar ir nos ayudará a seguir adelante.
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Aceptar la herencia: es bueno hacer balance y reconocer lo que nos ha dejado esa persona o situación que ahora se va, tanto positiva como negativamente.
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Celebrar el ritual de despedida: los ritos son momentos especiales y simbólicos que nos permiten despedirnos de manera «oficial» de la situación, expresar nuestros sentimientos y sentir el apoyo de los demás. Por ello, seamos creativos y celebremos siempre que podamos el final y la llegada de algo nuevo.
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Darse tiempo para cicatrizar la herida: el tiempo cronológico no suele coincidir con el tiempo emocional que uno necesita para despedirse y cerrar el dolor que provoca la pérdida. Seamos pacientes y comprensivos con nuestros procesos.
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Dejarse encontrar por la vida: sólo cuando uno pasa página de verdad con una persona, puede dejar espacio en su corazón para que llegue algo o alguien nuevo, pero también hay que provocar oportunidades y buscarlas para que la vida nos sorprenda con lo nuevo.