Este verano he estado en el cine, y ya se sabe que con niños, acabas siempre viendo las pelis de dibujos animados. Se trataba de Monsters University. El protagonista buscaba realizar su sueño yendo a la Universidad para convertirse en el mejor asustador del mundo y poder trabajar en Monters Inc. Desde pequeño tuvo muy clara su vocación, su pasión y no paró hasta lograr desarrollarla.
Lo curioso es que se enfocó en primer lugar hacia la Universidad y no logró alcanzar su meta. Tuvo que dejar la Universidad para la que no estaba capacitado y buscar otro camino para llegar a su sueño. También en España parece que el único modo de alcanzar el éxito es accediendo a la Universidad y ahí se produce un efecto embudo que deja a miles de estudiantes en paro, frustrados y desesperanzados.
Nuestro protagonista con mucho esfuerzo logra escalar posiciones en la empresa, destacándose por ser uno de los mejores en cada actividad. Comienza siendo mensajero, luego trabajando en la cafetería de la empresa, hasta tener la oportunidad de probarse como asustador y finalmente lograr su sueño de ser asustador de la empresa y ser parte del mejor equipo de asustadores de Monters Inc.
Esto me hace hilar con la idea de vocación, pasión o sueño que uno tiene en la vida. Probablemente muchos habeís oído hablar del El Elemento. Un libro escrito por Ken Robinson que se refiere al Elemento como aquello que se nos da bien y nos encanta hacer. Habla de la importancia de bucear dentro de nosotros y encontrar desde edades tempranas qué nos gusta hacer y cuáles son nuestros talentos para dedicar nuestra vida a esto. Y son muy relevantes las dos cosas: disfrute y habilidad. Por ejemplo, me puede gustar mucho cantar y sentir que es mi pasión, pero si canto fatal, probablemente no llegue a ganarme la vida con ello.
Con muchísima frecuencia veo en mi consulta a personas que dedican 8-10 horas de su día a un trabajo que no les gusta. Que se sienten desmotivados y sin sentido en su vida. Y es un abusrdo. Por eso creo que es fundamental descubrir esa pasión para alcanzar nuestro mayor grado de autorrealización y poder aportar a la sociedad lo mejor de nosotros mismos. Cuando nos apasiona lo que hacemos y además tenemos la preparación adecuada para hacerlo bien, estamos en nuestro Elemento, y trabajamos sin cansancio y con gran creatividad. ¡Ójala ayudemos a nuestros niños a descubrirla y desarrollarla! Os recomiendo esta lectura.
Consulta privadade Miriam Magallón, psicóloga clínica.
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