LOS-NInOS-VIENEN-SIN-MANUAL-Entrevista a la autora del libro: Los niños vienen sin manual de instrucciones.

Montse Giménez es profesora de Magisterio. Durante muchos años trabajó como educadora en un hogar de protección de menores, como asesora en revistas divulgativas de educación y orientadora de familias. En la actualidad, está a punto de leer su tesis sobre fortalezas humanas en adolescentes y está interesada en investigar sobre temas como la felicidad, el bienestar y el optimismo.

  • ¿Podrías hacernos un breve resumen sobre el libro? ¿Qué resaltarías? ¿Cómo ha sido su aceptación entre los lectores?

El libro pretende orientar a los padres en la difícil tarea en que se encuentran dotándoles de las herramientas básicas que les permiten además de educar, disfrutar de la relación que mantienen con sus hijos. Con pequeños consejos y a partir de situaciones de la vida real, se intenta analizar porqué algunas situaciones se escapan de nuestro control y qué podemos hacer para evitarlo.

En el libro se hace una revisión de las situaciones de la cotidianeidad como comer, vestirse, ir a la cama y en general, cualquier hábito que consideramos adecuado y saludable (en su concepto más amplio) para conseguir que los niños se desarrollen plenamente. Afortunadamente el libro ha tenido una aceptación muy buena por parte de los lectores, posiblemente porque se ha intentado utilizar un lenguaje accesible y con pautas no sólo concretas, sino realmente sencillas de llevar a cabo.

  • ¿Cuál podría ser la clave de la educación, si es que existe?

Posiblemente la clave esté en la confianza. En primer lugar en la confianza en nuestra propia capacidad para poder y saber educar a nuestros hijos. Muchas veces lo que nos sucede, como padres, es que creemos, de una manera más o menos manifiesta, que el niño nos puede, que no vamos a poder hacernos con él. A partir de esa concepción errónea todo nos sale mal. Nuestro hijo no va a aprender a obedecer de la noche a la mañana, pero puede hacerlo si nosotros tenemos muy claro lo que queremos para él, somos consecuentes con lo que le decimos y confiamos en la influencia que podemos ejercer.

En segundo lugar, la confianza en nuestros hijos. Ellos van a crecer, madurar, aprender… y en ese proceso podemos acompañarles ofreciéndoles lo mejor de nosotros mismos. En este sentido hay que eliminar las comparaciones entre hermanos o con otros niños, las palabras que descalifican o inmovilizan («eres muy malo» o «no sirves para nada»), las ideas prefijadas que les impiden desarrollarse («no te esfuerces, tú eres como yo en eso y nunca lo harás bien») y construir una relación basada en la confianza plena en todas sus potencialidades.

  • ¿En tu opinión que nos pasa a los padres actuales? ¿Cuales son nuestros problemas mas frecuentes con los niños?

Posiblemente los padres actuales estamos muy cansados, estresados, agobiados, etc. Cualquier dificultad en la relación con nuestros hijos se multiplica porque nos encontramos sin energía para hacerles frente. La mayoría de los problemas que tenemos con los niños están provocados porque cualquier cosa nos molesta, queremos que los niños se porten bien continuamente, que jueguen cuando nosotros queremos y descansen cuando nos viene bien… pero su ritmo y lo que a ellos les apetece es muy diferente a lo que el adulto quiere en cada momento. Lograr el equilibrio es fundamental. Hay que intentar basar la educación además de en normas en momentos de relajación, donde padres e hijos puedan encontrarse y disfrutar juntos, sin prisas, sin estar pendientes de la televisión o de contestar una llamada de móvil.

En cuanto a los problemas más frecuentes, posiblemente muchos padres se quejan de la desobediencia y de la falta de autoridad que tienen sobre sus hijos. A veces está provocado por el dejar hacer que hemos ido asumiendo: es más fácil dejarles que vean la televisión que acompañarles al baño todos los días, más sencillo dejar que se acuesten a la hora que quieren que estar con ellos a la hora de dormir… Por eso es importante fijar unas normas claras que se conviertan en rutina, porque a partir de ella los niños van a estructurar mejor su comportamiento. Y por supuesto, no dejar que nada de lo que hacen nos desespere.

Los padres son referencia para los hijos y en algunas cosas, sobre todo cuando son pequeños, los padres no pueden dudar, cambiar las normas arbitrariamente, dejar que los niños se salgan con la suya sin más… Pero si esto ocurre, hay que armarse de paciencia y mantenerse firme en aquello que consideramos mejor.

  • Y a los niños ¿qué les pasa hoy? ¿Qué problemas y ventajas tienen frente a los de otras décadas?

No creo que los niños sean mejores ni peores que los de hace unas décadas. Viven en una sociedad en la que todo está más accesible y en la que tienen más oportunidad de obtener cosas. No tienen, por ejemplo, que esperar a Navidad o a su cumpleaños para obtener un regalo, pues siempre hay miles de oportunidades para lograrlo. Por otro lado, reciben mucha más estimulación desde diversas fuentes lo que posiblemente repercuta en algunos aspectos de su desarrollo. Tienen a su disposición una gran cantidad de información, aprenden antes sobre ciertos temas, los padres están más dispuestos a conversar sobre lo que preguntan… en definitiva, tienen más posibilidades de conocer y de tener. Esto puede ser negativo si no se desarrollan valores tan importantes como el respeto o el esfuerzo.

Diversos estudios han demostrado otras dificultades asociadas a la sociedad de bienestar en la que vivimos como la cantidad de tiempo que niños y adolescentes pasan solos en sus casas o el inicio cada vez más temprano del consumo de ciertas drogas como el alcohol. Lógicamente son temas que preocupan y que no se resuelven dejando de trabajar o informando a los niños sobre el riesgo del consumo. Son necesarios otros cambios que afectan a las diferentes dimensiones de la sociedad (protección de la infancia, políticas de empleo que hagan compatible la vida familiar con el trabajo) de manera que se garantice al máximo el valor de la familia como estructura básica de desarrollo.

  • Por último, ¿existe realmente un manual de instrucciones?

Claramente no, aunque eso vaya en contra del título del libro. Sí que existen pautas educativas eficaces frente a las que no lo son, formas de acercarse a los niños más adecuadas, pero lo que está claro es que las relaciones con los hijos son un tipo de relaciones humanas y se van construyendo poco a poco. La clave del éxito de esta relación es que se base en el cariño y en la aceptación incondicional del otro, y en este sentido, es el adulto quien tiene la mayor responsabilidad.