¿Alguna vez te has parado a pensar cúales son los principios por los que se rige la vida? Nuestra mente racional nos hace creer que la vida hace un reparto justo y bien distribuido para cada persona según se lo merece, y que uno consigue resultados en función del esfuerzo que haya puesto.
Nada que ver con la realidad. A veces la vida te coge, te zarandea y te noquea. Y no tienes ni la oportunidad de reaccionar. La vida es imperfecta. En mi consulta escucho con frecuencia a personas quejarse de que la vida no es justa, y en efecto no lo es. Estas son algunas de las lecciones que nos da esta vida imperfecta:
El mundo no es justo. No hay un reparto equitativo de oportunidades, suerte o problemas. Basta con mirar ahí fuera para descubrir la desigualdad, la falta de oportunidades de tantas personas, la mala racha de algunas familias que encadenan una desgracia con otra…
El dolor, la enfermedad, los conflictos, la muerte… existen y no podemos escapar de ellos. Por mucho que corramos, nos cogerá. Sólo aceptándolo y plantándole cara encontraremos su sentido.
En el mundo hay gente mala (muchas veces enferma y profundamente herida) pero también hay millones y millones de gente buena.
«Esperar que la vida te trate bien porque eres buena persona es como esperar que un tigre no te ataque porque eres vegetariano». Esta frase de Bruce Lee recoge muy bien la mentalidad ingenua de algunas personas que creen que la buena voluntad les protege de todo. El tigre es tigre y tiene que matar para comer y no hace distinción frente a sus presas.
El control total no existe. Muchas personas se pasan la vida queriendo controlar todo lo que les rodea, con la fantasía de que así evitarán los problemas.Crasso error: la incertidumbre es un ingrediente habitual de nuestra vida y en cualquier momento aparece para recordarnos que sólo desde la confianza se puede ser feliz.
No siempre obtenemos lo que deseamos. En contra de lo que predican muchos libros de Autoayuda, a veces, por mucho que desees algo, no llega. Existe el principio de realidad que nos coloca en nuestro sitio y nos baja de las nubes. Por mucho que yo desee ser cantante o futbolista de élite, si no tengo las destrezas necesarias, no lo lograré.
Solo cuando seamos capaces de aceptar la vida tal y como viene y acoger la incertidumbre, dejaremos de sufrir y de vivir frustrados por lo que tendría que habernos pasado y no sucedió. Para poder entender cómo funciona la vida tenemos que aunar dos conceptos que desarrolló ampliamente Freud: principio de realidad y principio de placer. El principio de realidad tiene que ver con asumir momentos de dolor, sufrimiento o crisis como ingredientes fundamentales de la vida. El principio de placer nos recuerda que el disfrute y el goce existen y están al alcance de nuestra mano. Asi pues, bailemos al compás que nos marque la vida; cuando traiga alegría, disfrutemos y cuando sea pena, lloremos. Eso es aceptar la vida.
Consulta privada de Miriam Magallón, psicóloga clínica.
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