Ser padre o madre es una de las aventuras mas comprometidas y arriesgadas de la vida. Por ello, creo que merece una reflexión el plantearnos si queremos ser papás o mamás en nuestra vida o elegimos no serlo y preguntarnos desde dónde elegimos cada opción.
En los animales, la procreación es un hecho biológico irrefutable e instintivo. En los seres humanos no está tan claro. No creo que todas las personas nazcamos con el instinto paternal/maternal bajo el brazo, sino que este deseo se va gestando en nosotros a través de la educación, el entorno, lo que nos va pasando en la vida, etc.
A veces, nuestra experiencia dolorosa o traumática de ser hijos de nos lleva a adoptar la postura contraria de rechazo de ser nosotros futuros padres. Otras veces, vivimos la posiblidad de ser padres como una imposición familiar o social que nos agobia y nos hace temer la pérdida de nuestra libertad. Sería bueno que alguna vez en la vida nos preguntáramos: ¿para qué o por qué quiero yo tener un hijo?
Posiblemente hay tantos motivos para desear ser padres como peces en el mar, ¿cual es tu motivo? Que nuestros hijos sean o tengan lo que nosotros no pudimos ser o tener, que alguien nos trascienda despues de la muerte y dejemos un legado, asegurarnos el cuidado en nuestra vejez… También puede ser que queramos satisfacer nuestro deseo, traer al mundo a personas que valgan la pena, tener una familia, no sentirnos solos, etc.
Lo más importante de esta reflexión es llegar a ser sinceros con nosotros mismos sobre las razones que nos mueven a querer ser padres y tratar de no contaminar a nuestros hijos con nuestras taras y sesgos para conseguir que sean seres libres, felices y sanos.