Este artículo iba a titularse la auto-compasión pero pensé que iba a desanimar a algunos lectores y lo he retocado un poco. Despojando a la palabra compasión de cualquier connotación moral o religiosa, podríamos decir que una persona compasiva es aquella que responde al sufrimiento emocional de otro con ánimo y bondad en lugar de culpa y crítica.
No estoy hablando de la compasión como un sentimiento de lástima o pena de otro, sino de la capacidad de conectar con el sufrimiento de otra persona y tener una mirada bondadosa. Hasta ahí todos querríamos desarrollar esta actitud ¿verdad?.
En mi consulta, la cosa se complica cuando pregunto a mis pacientes si practican la auto-compasión; es decir, darnos a nosotros mismos el cuidado y consuelo que de forma natural daríamos a una persona que está sufriendo. Solemos resistirnos a ser auto-compasivos creyendo que seríamos autoindulgentes, débiles o víctimas. La persona compasiva consigo misma se reconforta si fracasa y trata de aprender del error, se motiva para la próxima vez en lugar de fustigarse, culparse o reprocharse. Escucha sus sentimientos y los acepta y trata de calmar su malestar como si fuera su hijo o su mejor amigo. En definitivas cuentas, se trata de cultivar una actitud amigable con nosotros mismos; todo un reto ¿no?
Consulta privada de Miriam Magallón, psicóloga clínica.
C/Mauricio Legendre 2,4º I. 28046 Madrid. (Zona Pza.. Castilla)
Cita previa: 605146096